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Notas de Prensa
jueves, 24 julio 2025

El CES Vasco considera que se trata de una herramienta indispensable en el momento actual, pero apunta algunas consideraciones que deberían tenerse en cuenta para que Plan pueda cumplir su objetivo de abordar la transformación industrial y así impulsar la creación de puestos de trabajo de alta calidad para futuras generaciones. 

El Consejo Económico y Social Vasco ha emitido un informe sobre el “Plan de Industria-Euskadi 2030”, trasladado por el Departamento de Industria, Transición Energética y Sostenibilidad. Tras analizarlo el Consejo plantea unas consideraciones que deberían tomarse en cuenta para que el Plan alcance su propósito. 

Este propósito es proponer una hoja de ruta para la transformación industrial de Euskadi, que consolide un modelo industrial más sostenible, digitalizado, competitivo y que, como consecuencia, contribuya a generar unas condiciones que permitan la creación de empleo de calidad, el mantenimiento de unos servicios públicos sólidos y el desarrollo de unas políticas sociales que faciliten la distribución justa de la riqueza. 

Es conocido que la economía de Euskadi está basada en un tejido empresarial resiliente y diversificado, y que el territorio cuenta con una amplia tradición industrial, que ha sido el eje clave y transversal del desarrollo económico, impulsando el empleo, la innovación y la competitividad. 

El Plan de Industria Euskadi 2030 viene a suceder al anterior “Plan de Desarrollo Industrial e Internacionalización 2021-2024”, y ha sido diseñado en un momento de crecimiento económico y del empleo, favorecido por la gestión política aplicada y el impacto de los fondos europeos, a pesar de la incertidumbre geopolítica existente.  

Además, se alinea con los grandes objetivos europeos, especialmente con los detallados el Clean Industrial Deal, que abogan por la reindustrialización de Europa. En la actualidad, tanto la transición energética como la transformación digital constituyen los mayores retos económicos y sociales a los que se enfrenta el continente, y ponen de relieve la necesidad de fortalecer la autonomía estratégica, para reducir la dependencia de terceros países en sectores clave, la competitividad de la industria respecto a la de otros territorios, y combatir los efectos de la deslocalización. 

La gobernanza del Plan se estructura a través de un sistema pionero compuesto por el Consejo Vasco de Industria, un Comité Estratégico y una Oficina de Gestión Técnica a cargo del grupo SPRI, con participación activa de los 17 clústeres industriales y la alianza BRTA. 

Además, es reseñable que el “Plan de Industria-Euskadi 2030” incorpora una dimensión financiera sin precedentes, tanto en el volumen de fondos movilizados (prácticamente 16.000 millones de euros entre inversiones públicas y privadas), como por la creación de una Alianza Financiera Vasca, lo cual evidencia una voluntad y un compromiso claros. Además, el recurso al endeudamiento como palanca para arraigar empresas y fomentar el crecimiento refleja una visión decidida. 

El CES Vasco considera que la finalidad del “Plan de Industria-Euskadi 2030” es adecuada y necesaria, pero introduce algunas consideraciones y propuestas de mejora que deberían tenerse en cuenta para que se cumplan los objetivos propuestos. 

En primer lugar, el CES alude a la importancia de la participación de los agentes sociales en los Planes de Industria, señalando que la elaboración de este no ha contado hasta el momento con un proceso efectivo de consulta y participación de la intensidad conveniente. Considera además necesario que se haga partícipe a la Mesa de Diálogo Social en la ejecución y el desarrollo del Plan, lo mismo que en el seguimiento de su impacto en el mantenimiento y la calidad del empleo. 

El Consejo estima, asimismo, que el Plan carece de dos elementos esenciales. En primer lugar, convendría incluir en él una evaluación completa del anterior Plan cuatrienal de Desarrollo Industrial e Internacionalización 2021-2024. En segundo lugar, en el texto se identifica empleo industrial con empleo de calidad, estableciendo entre estos dos conceptos un paralelismo automático, pero la realidad es muy diversa y no todo el empleo generado en el sector industrial es necesariamente de calidad. En este sentido, se debería impulsar la formación de las actuales personas trabajadoras para su adaptación a los nuevos procesos productivos. 

Por otra parte, el Consejo detecta varios ámbitos de mejora en el “Plan de Industria-Euskadi 2030”. En primer lugar, el diagnóstico de la situación de la industria vasca resulta incompleto, ya que se centra más en sus logros y fortalezas que en las debilidades y posibles amenazas.  

De igual manera, se echa de menos en el Plan un mayor protagonismo de las pymes de menos de 20 personas trabajadoras, habida cuenta de su fuerte presencia en el tejido industrial de Euskadi, así como una explicitación de los fondos destinados a este tipo de empresas. En la misma línea, el Consejo considera necesario que el Plan también se centre en realidades empresariales más proclives al arraigo en el territorio, como la empresa familiar, la economía social, etc. 

Asimismo, sería conveniente que que las Diputaciones Forales promovieran planes de incentivos fiscales, para complementar el esfuerzo financiero del Gobierno Vasco. También sería positivo anticipar una reserva de suelo industrial, ya que el territorio muestra una clara carencia en este ámbito.  

Tampoco se especifican en el Plan, ni en el diagnóstico ni en la toma de decisiones estratégicas, las razones por las que no hay una vitalidad adecuada en las inversiones extranjeras, lo que es imprescindible para establecer políticas que corrijan este desequilibrio. 

Por último, deberían fijarse objetivos e indicadores medibles y cuantificables, puesto que sin definirlos resultará complicado valorar los avances del Plan.  
 

(Ver Dictamen 7/25)